
Valoración de ‘Piedras’
Buena
Buena
Lo mejor de ‘Piedras’
La banda sonora de Pascal Gaigne.
Lo peor de ‘Piedras’
Es de esas películas que o te engancha o no te dice nada.
‘En esta vida, primero tenemos que poner las piedras grandes tales como: amor, amistad, familia, o profesión. De esta manera encontramos espacio para acoplar a las pequeñas, nuestras pequeñas necesidades. De lo contrario, podemos encontrarnos sin lugar para las piedras grandes.’ De esta manera Ramón Salazar explicaba el origen de la idea para su esperado debut en la dirección de largometrajes.
Tras una exitoso paso por festivales internacionales con su cortometraje ‘Hongos’, Salazar repite reparto, con Antonia San Juan, Mónica Cervera, Enrique Alcide, esta vez para contar una historia coral; un entramado de historias interrelacionadas sobre el conjunto de vivencias de cinco protagonistas. Sus vidas a través de sus pies y sus zapatos. Cinco vivencias de mujeres que, de una forma u otra son maltratadas, malqueridas, engañadas o abandonadas. Adela se dirige en moto hacia el corazón de un tango apretado, Leire está a punto de caerse de lo alto de una plataforma de go-gós, Maricarmen está harta de los juanetes del taxi, Anita da varias vueltas a la manzana persiguiendo a un avión. E Isabel se empeña en utilizar dos tallas menos para todo. Cinco mujeres que intentarán volver a colocar las piedras grandes de sus vidas en su lugar: el amor, los sueños, la amistad.
Ramón vuelve a demostrar sus buenas maneras a la hora de contar historias. En este caso nos presenta una historia con tintes minimalistas en la que los personajes comparten un mismo escenario vital, la ciudad de Madrid, pero ¿es lo único que comparten? Sueños incumplidos, frustraciones y el fracaso en sus respectivas relaciones las hace enfrentarse a su propio destino a la vez que indirectamente desarrollan una complicidad mutua.
Un reparto que trae consigo frescura y experiencia por partes iguales. Cabe destacar Lola Dueñas que en apenas cuatro apariciones borda un papel complicado y escurridizo o Vicky Peña, quien llena de naturalidad y sobriedad un papel contenido y sustancioso.
Un guión muy bien equilibrado en su estructura y peso dramático que haciendo uso de distintas transiciones, ya sean de sonido: música o conversaciones, de imagen: fundidos o encadenados; entrelaza unas compensadas tramas para narrar una historia de cinco cenicientas en busca de su príncipe azul. Una historia que si te engancha trae consigo una considerable carga emocional; de lo contrario puede resultar un lento y pesado melodrama de sobremesa.
Una recomendable película que invita a pensar sobre las prioridades en la vida, la amistad, nuestras capacidades, lo que controlamos y lo que está fuera de nuestro alcance, sueños y realidades. Algo más de dos horas en un giro de 360º para volver a un nuevo punto de partida, eso sí con la experiencia como compañera de viaje.
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